No únicamente porque esa realidad haya sido capturada por una cámara sino porque la hemos vivenciado tod@s: alumn@s, funcionari@s, docentes, equipo de Dirección y hasta esa cantidad de perrit@s que todos los días vienen a refugiar su hambre en el Liceo.
Como parte de la localidad, hemos padecido el mismo abandono porque... de Suárez y de su gente parecían haberse olvidado todos quienes tienen la sagrada responsabilidad de velar por el bien común.
Quizá el reclamo estaba tan ajustado a la verdad que ya no hubo dedo capaz de ocultar el sol, como reza la popular frase; quizá ya no hubo quien resistiera sostener el peso de esa pública y bien difundida mentira acerca de que l@s docentes exageramos, manipulamos o, redondamente, mentimos, al referirnos a las condiciones en que trabajamos y en que exigimos rendimiento a l@s estudiantes.
"Para despuntar el vicio" (de la Literatura, entiéndase claramente, por favor), voy a decirles que las fotos que van a contemplar son, exactamente, como la representación de aquella primera estrofa de Quevedo que decía:
Miré
los muros de la patria mía,
si
un tiempo fuertes ya desmoronados
de
la carrera de la edad cansados
por
quien caduca ya su valentía.

¡Qué pena! A los compañer@s se les olvidó sacar la foto del arbolito. Mmmmm... Pero podemos solucionar el inconveniente. Abracadabra y ¡zas! ¡Aparece el arbolito!
Pero... a decir verdad, sería todo un placer dar clase debajo de algún arbolito después de haberlas dado bajo techos que "llueven" o al borde de tantas lagunitas interiores (curiosidades de la ambientación postmoderna, ¡eh!) o con una temperatura no mayor a los ocho o nueve grados en invierno... en fin... sí, un verdadero deleite y especialmente aquí en Suárez, ¿no?
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Hasta mañanaaaa... y no se olviden de la recomendación de Benedetti: "No te rindas..." porque las viejas brujas del Liceo te queremoooosssss y "Luciérnaga siempre...tu pensamiento" ![]() |
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