En general, el acto de recordar es solitario y hasta imprevisible.
Pero cuando el acontecimiento es de tal magnitud que implica a todo un pueblo, el recuerdo en singular no es suficiente; necesita pluralizarse, multiplicarse. Se transforma entonces en una "evocación", o sea, un llamado deliberado a la memoria, a partir de las facultades sensoriales que cada integrante del colectivo pueda aportar. Se conjugan así palabras e imágenes -ésas que no sólo guardamos en figuras sino en sonidos, en sabores, en olores, en apreciaciones del tacto-, en fin, emociones y razones.
El Golpe de Estado del 73 fue un acontecimiento de esa naturaleza, porque fue el inicio de un resquebrajamiento social que aún perdura. Evocarlo es condición ineludible para reconstruir una identidad tan lastimada que hasta olvidó el valor de la vida; evocarlo es, entonces, la primera acción digna de quien se sienta actor de ese proceso duro pero maravilloso de la construcción permanente de Humanidad.
En este marco, las Profesoras de Historia Valeria Bentancor y Teresita Álvez -referentes institucionales de Compromiso Educativo- planificaron una actividad realmente movilizadora como la que tendrán ustedes oportunidad de compartir.
Se trata de una Muestra Fotográfica en la que han participado alumnos/as de los cuartos y sextos años diurnos. Se complementó con fotografías producidas en el año 2008 y otras pertenecientes al acervo de Aurelio González.
Los/as estudiantes explicaron a sus pares los contenidos y el sentido del repertorio total.
Al conocido fotógrafo Aurelio González, quien tantas veces ha concurrido a la Institución a testimoniar sus vivencias y su labor, nuestro permanente agradecimiento.
"Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje." - Henry Cartier-Bresson
Aurelio González: un hombre que jamás bajó su cámara fotográfica ni sus
ideales
Para alguien nacido en Marruecos, que llegó a América de polizón a los
22 años, que aprendió su oficio de fotógrafo de casualidad, que se asentó en
Uruguay donde se convirtió en “un militante con una cámara fotográfica colgada
del cuello” –como se autodefine- y que le dio a ese país el mayor archivo
fotográfico de los días del Golpe de Estado, que recuperó tres décadas después
de esconderlo, en condiciones más que azarosas, seguramente nada es imposible.
Ni siquiera asumir que su historia, es ahora, de las más entrañables en el
recuerdo cuarenta años después.
Martes 25 de junio de 2013 |
11:27
Un testimonio gráfico de Aurelio
“el Gallego” González
Aurelio González, jefe de
fotógrafos del diario El Popular, por los días de la dictadura recopiló en “Fui
testigo, una historia en imágenes”, el sentir pleno del pueblo por aquellos
días en que la tormenta comenzaba a arreciar. Pero en sus propias palabras las
horas previas al Golpe de Estado las llevará en su retina y en su lente, hasta
la eternidad.
“Yo soy fotógrafo y se me
planteaba: bueno si ocupo no voy a poder registrar lo que realmente está
ocurriendo en las calles, en la fábricas. La primera foto que yo saqué cuando
el golpe, es en la estación de ómnibus. Se ve a la gente con la frazada por
arriba, hacia un frío terrible”.
Recuerda que la estación de
trolleys de AMDET en el Buceo estaba ocupada por los trabajadores y allá se fue
a ver lo que pasaba
“Yo fui a sacar las fotos de lo
que ocurría en la estación Buceo y me
encontré con gente muy angustiada. Aparte de que estaba muerto de frío, había
mucha preocupación. Los que había allí eran padres de familia, o sea, las
familias allá, y la gente ocupando del otro lado. La gente no quería fotos,
tampoco le importaba que se las sacara. Lo que querían, era saber lo que estaba
ocurriendo. Entonces me subieron arriba de pretil de una ventana y me
preguntaron: ¿Qué está ocurriendo en Montevideo?. Yo me di cuenta que les tenía
que dar ánimo. Que les tenía que decir que la gente resistía, que las fàbricas
estaban ocupadas, porque sabía que era así, que la gente iba a responder al
llamado de la CNT si había golpe de Estado”.
Remarca que su condición no era
quizás la de todos los fotógrafos. “Como fotógrafo de prensa era fotógrafo,
pero también era un militante: nunca deje de ser las dos cosas. Yo era un
fotógrafo más bien de calle, de batalla y alguna vez hasta sacaba alguna foto
linda”, se divierte.
“El fotógrafo por regla general
tiene que ir donde están los hechos: yo lo tenía muy claro. La historia estaba
pasando en decenas, en centenares de fabricas. Tu agarrabas la calle
Veracierto, eran todas fábricas textiles ocupadas por centenares de trabajadores y trabajadoras, entonces la cosa
era registrar esos hechos. Todo eso hubo que hacerlo a escondidas, sobre todo
afuera, porque te estabas jugando -no la vida, pero si que te sacaran el rollo
que tiene mucha importancia- yo siempre lo entendí así, la importancia que
tiene la foto y no rifarla: había que actuar muy rápidamente y escabullirse”,
recordará muchos años después, ya cuando el documental “A las cinco en punto”
lo convirtió en una cara conocida para todos a los que se había asombrado con
sus fotos y reconocían en el a un historiador de primera mano.
Cuando trabajadores y estudiantes estuvieron “Unidos y Adelante”
Aurelio González
“Yo te digo: me siento un
privilegiado” confiesa por haber visto “nacer un montón de cosas que no
existían en este país”, refiriendo al Uruguay de los años 50´. Describre la
decadencia y la caída, y la lucha empecinada contra un capitalismo salvaje que
esperaba a la vuelta de la esquina.
“Acá el papel preponderante lo
tuvieron los trabajadores y su mejor aliado fueron los estudiantes, porque en
aquellos momentos difíciles se encontró el lenguaje de la unidad. Y nació lo
que hoy dia se llama PIT-CNT, pero que nació como Convención Nacional de
Trabajadores. Y tras cartón nacía el Frente Amplio, donde este Uruguay empezó a
cambiar”.
Afirma que resulta casi imposible
comparar el país de los 60´ con el actual. “Es que fueron años muy duros. Para
aquellos que trabajamos en prensa opositora al sistema, teníamos una
persecusión constante. Pero no así nomás: una persecución a garrote vil porque
por el mero hecho de llevar una máquina colgada te miraban con malos ojos y
como en este pequeño país todos nos conocemos, todos estábamos muy marcados. No
solamente yo; todos mis compañeros estaban muy marcados , y nos hacían la vida
imposible. Y había que ingeniárselas y tener la voluntad política de hacer y de
registrar los hechos. No puedo usar la palabra sufrir: yo sinceramente en los
momentos más duros… yo no sufría. Era una especie de militancia consciente,
casi con alegría. Nuestra actividad tenía un sentido reflejar esas cosas
diarias, mostrar lo que los otros no mostraban. Era un deleite cuando había
cosas muy duras”.
Rememora con emoción que “en el
momento del Golpe de Estado se nos complicó más todavía, pero había que
registrar los hechos, lo que pasó lo que estaba pasando y nos encontró en esa
trinchera al lado de la gente: esa trinchera nos protege. Muchas veces se dice:
el ser de izquierda te cierra puertas. Es verdad: pero te abre otras, te abre
otras también. Y eso es importante, nunca nos sentimos solos, siempre nos
sentimos rodeados y protegidos por la gente”.
De: LARED21.com
“Fotografía, tú eres el humo del ardor”
Guillaume
Apollinaire
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